Vapeo del Aceite BHO, una terapia que hoy está al alcance de los chilenos
A través del uso de vaporizadores se genera innumerables beneficios a los usuarios, gracias a su componente conocido como Cannabidiol, el que ofrece claras ventajas clínicas de insospechado éxito.
Cuando la discusión sobre la legalización de la cannabis para tratamientos médicos aún contempla discrepancias entre adeptos y detractores, la entrega informativa sobre las cualidades de sus principios básicos por parte de quienes están de acuerdo en este uso terapéutico ha sido ampliamente generosa e ilustrativa, lo cual ha permitido conocer aspectos que hasta ahora vivían en el limbo informativo para la mayor parte de nuestra sociedad.
Si bien los estudios que se han hecho en torno al potencial terapéutico que la Cannabis puede entregar para curar diversas patologías aún no terminan y se encuentran -de hecho- en plena etapa de validación, no deja de sorprender lo que hasta ahora era una veta prácticamente subterránea y circunscrita sólo a un grupo de científicos y médicos especialistas, la cual hoy gracias a esta suerte de campaña educativa de los movimientos pro legalización, finalmente hoy puede conocer la Opinión Pública.
El camino de la vaporización
Quizás el mayor aporte a un tratamiento efectivo de patologías en las cuales los tratamientos tradicionales o han fallado o están lejos del alcance de los bolsillos de los pacientes, es a través de vía la vaporización, opción que está ganando cada vez mayores adeptos entre quienes desean darle un valor agregado y a una faceta desconocida hasta el momento del aceite de Cannabis (BHO). Se ha demostrado bajo innumerables pruebas científicas, el valor de la vaporización como terapia no tradicional frente a casos de cáncer, lesiones neurológicas y otras enfermedades que hoy están siendo tratadas bajo los parámetros de la vapeo con excelentes resultados.
Para entender cómo interactúa este aceite de cannabis (BHO) al momento de vapear, habría que señalar sus principales características que lo convierten en una excelente alternativa terapéutica. De partida, una de las principales ventajas del uso de un vaporizador es que ofrece una experiencia mucho más pura y saludable.
Es más sano vaporizar
A todas luces, el vapeo del aceite de esta hierba, asegura un proceso más limpio y sano para quién lo practica. De hecho, la explicación es muy simple y consiste en entender que los vaporizadores calientan el cannabis hasta el punto en el que se evaporan los cannabinoides, sin quemar la materia vegetal de la planta. Como consecuencia, el vapor no contiene ninguna de las toxinas, monóxido de carbono o alquitrán que hay en el humo.
A una temperatura de alrededor de 190 grados centígrados (375 grados Fahrenheit) el aceite volátil contenido en las glándulas de resina (una mezcla de THC y otros canabinoides) se transforma en vapor. Dicho vapor de THC se desprende de las hojas de cannabis sin quemar la propia materia vegetal. El vapor puede inhalarse como si fuera humo y los ingredientes activos se liberan dentro de la corriente sanguínea a través de los pulmones siguiendo el mismo proceso.
La diferencia más significativa entre el vapor y el humo es que el vapor contiene menos partículas de carbono, o ninguna, y debido a ello cantidades mínimas de alquitrán, así como ninguno de los carcinógenos asociados con el humo. Por añadidura, cuando el THC se calienta en lugar de quemarse, se absorbe de manera mucho más eficiente, con lo que es necesaria una menor cantidad de cannabis para lograr el mismo efecto.
Se ahorra dinero a largo plazo
Como corolario, los vaporizadores son mucho más eficientes cuando se trata de sacar el mayor provecho del aceite de cannabis. Algunos informes sugieren que los vaporizadores son entre el 30 y 40 por ciento más eficaces que fumar. Si a esto le sumamos que se necesita menos cannabis para lograr el aceite deseado, esta terapia tiene el potencial de crear un importante ahorro con el paso del tiempo, y de paso ayuda a amortizar a la vez el costo del equipo vaporizador, el cual se pagua a sí mismo, a veces en tan sólo medio año dependiendo de la cantidad de aceite de cannabis que se consuma.