Tras cosecha en la región, todo indica que existe un positivo tránsito hacia la validación del cannabis medicinal
Se espera que esta cosecha beneficie de forma gratuita a cuatro mil pacientes que hoy son víctimas de diversas patologías diversas, siendo el cáncer la más extendida.
Desde que el año pasado el Gobierno de Chile aprobara la plantación más grande de América Latina de casi 7,000 semillas de marihuana para uso medicinal, mucha agua ha pasado bajo el puente. Cuando en octubre pasado del 2015 comenzara el cultivo de semillas de cannabis en un terreno ubicado en la comuna de Colbún, Región del Maule, muchos sectores han comenzado a reaccionar positivamente esperando analizar y hacer un balance de un revolucionario proyecto que fue llamado “la mayor plantación de marihuana, para uso medicinal, en el continente”. Y aunque la cosecha se hizo a fines de marzo y todavía las cifras y datos duros no se han entregado oficialmente, todo parece decir que quienes diseñaron y crearon una novedosa alternativa terapéutica en torno al cannabis, pareciera que no se equivocaron.
Fue la Fundación Daya, agrupación que promueve la investigación de terapias alternativas, el organismo no gubernamental que el 23 de junio del 2015 solicitara al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) la aprobación de la plantación, petición que realizó en conjunto con veinte comunas del país, quienes son las que financiaron el proyecto. De acuerdo con fuentes ligadas a la Fundación, esta iniciativa desde sus inicios buscó convertirse en una plataforma de desarrollo para el cannabis medicinal, por lo que su objetivo final siempre fue beneficiar gracias a esta plantación legal, a más de cuatro mil pacientes de las veinte comunas involucradas, que tienen como elemento común sufrir patologías oncológicas, epilepsia refractaria o enfermedades crónicas.
Una verdadera punta de lanza
El proyecto buscó convertirse en un verdadero adalid en la lucha por la legalización del cannabis terapéutico, siendo esta plantación una suerte de “punta de lanza” que permitió plantar y cosechar cannabis medicinal «en búsqueda de la investigación y conocimiento de sus aplicaciones médicas», sostienen desde la Fundación Daya, organización que se define a sí misma como un ente sin ánimo de lucro que promueve las terapias alternativas para aliviar el sufrimiento humano.
Desde su creación, el Instituto Nacional de Cáncer y dos hospitales se hicieron cargo de los estudios clínicos, con lo cual desde el primer día se ha estuvo favoreciendo a más de cuatro mil pacientes de diversas patologías. La iniciativa contó además con la participación de la industria privada y de universidades que han decidieron sumarse a la iniciativa. Es el caso de la Universidad de Valparaíso, casa de estudios que aportó material y equipos técnicos a la causa, como asimismo del Laboratorio Knopp, entidad que estuvo a cargo del desarrollo de productos realizados con el principio básico del cannabis como elemento principal. Desde el laboratorio han señalado que están a punto de sacar al mercado tres medicamentos diferentes elaborados con cannabis, los cuales serían para el tratamiento del dolor en cáncer, para el tratamiento no oncológico como es la fibriomialgia y la esclerósis múltiple y finalmente para la epilepsia refractaria.
Apoyo de primer nivel
Quienes estuvieron a cargo de los estudios clínicos del proyecto, son instituciones de salud pública tales como el Instituto Nacional del Cáncer, el Hospital San Borja Arriarán y el Hospital Las Higueras de Talcahuano. Aunque los estudios realizados todavía están en proceso de validación, si se demuestra que tienen fortaleza respecto a lo que ya existe, se podrán presentar recién al Instituto de Salud Pública la información para que las entidades de salud antes mencionadas lo analicen y se vea si se aprueba el medicamento para uso humano.
Si bien todavía no termina el período de marcha blanca del proyecto, y si bien ya se realizó la cosecha de la plantación maulina, todo indica que se está por la senda correcta y que se visualiza un futuro promisorio para la validación del uso del cannabis medicinal, especialmente si éste se usa con el debido control médico y a través de elementos adhoc que permitan la seguridad, privacidad para el paciente, asepsia y la no contaminación del medio ambiente como serían -por ejemplo- los vaporizadores.
En diciembre del año pasado, la Presidenta Michelle Bachelet firmó un decreto que establece que el Instituto de Salud Pública tiene la facultad de permitir y controlar el uso del cannabis para la elaboración de productos farmacéuticos de uso humano. La iniciativa es la segunda de su tipo tras que en 2014 la municipalidad de La Florida iniciara un proyecto a fin para abastecer a 200 pacientes con patologías oncológicas. Mientras el uso recreacional todavía sigue castigado por la legislación chilena, el uso médico poco a poco va validándose. Incluso, el parlamente chileno está tramitando un proyecto de ley que permitiría despenalizar el consumo y autocultivo personal, catalogándola al cannabis dentro del grupo de drogas de menor agresividad.
Es un aporte más de Andes Vapor, el Primer Vaposhop de Chile.