La vaporización como método medicinal no tradicional
Vapear, usando para ello un equipo adhoc, de modo de recuperarse de alguna patología, es hoy una tendencia que cada vez está siendo más usada por las personas y que cada día más se valida frente a la medicina tradicional.
Durante todo el año, millones de personas se resfrían de vez en cuando, siendo especialmente el verano la peor de las épocas para hacerlo. Si bien en cualquier mes es complicado sufrir esta común patología, los meses de enero, febrero y parte de marzo, son definitivamente los menos deseados para caer en las garras del virus del resfriado común. El calor, la humedad, los desarreglos, las tentaciones de disfrutar de una cerveza helada o un destilado con tres gélidos cubos, hace que estos meses sean literalmente los peores para caer enfermo y ser víctimas de una de las más desagradables enfermedades menores que podríamos sufrir en la vida.
Un vaporizador, la solución ideal
Según un dicho, la gripe dura una semana si uno se queda en cama y siete días si toma un medicamento. En especial con las infecciones virales, la medicina ortodoxa -a pesar de sus generosas inversiones en drogas farmacológicas- ayuda muy poco, si es que ayuda en algo. Solamente se consigue un alivio de los síntomas. Para todos estas complicaciones, la madre naturaleza ofrece una amplia variedad de hierbas medicinales para lograr los mismos resultados -o incluso mejores y más rápidos- que la medicina tradicional aleópata. Y para ello se requiere sí o sí la ayuda de un buen vaporizador para decirle adiós a una de las más desagradables enfermedades menores que podríamos sufrir en la vida.
Si bien muchos conocen los vaporizadores, pocos saben que un buen equipo de precisión es el instrumento ideal no sólo para el uso recreacional, sino también tienen esta vertiente medicinal. Se podría decir mucho de las bondades de un buen vaporizador, pero sin duda tal vez su mayor característica es el logro de la mejor perfomance en lo que al control preciso del calor se refiere. Distintas experiencias y los constantes reportes de los usuarios, han demostrado que los vaporizadores que no aplican el principio del flujo de aire caliente para extraer las sustancias activas de las plantas a vapear, producen resultados muy insuficientes en términos de aprovechamiento y tienden a quemar el material, lo que libera el indeseado alquitrán y otras sustancias cancerígenas. Tema no menor si es que estamos precisamente utilizado la vaporización y un equipo adhoc para como método curativo.
Lo primero entonces que habría que señalar, es que la temperatura del flujo de aire caliente del instrumento a usar en el proceso de la vaporización, debe ser sumamente precisa, ya que los principios activos de la hierba a utilizar, tienen diversos puntos de ebullición en los que se vuelven aptos para su inhalación. Es muy probable que, con temperaturas demasiado bajas, la extracción sea insuficiente y de mala calidad, mientras que las temperaturas altas destruyen los principios activos contraindicados antes de inhalarlos. A pesar de los notables beneficios de usar hierbas naturales al momento de vaporizar para efectos curativos, los expertos recomiendan a todas luces no inhalar sustancias desconocidas, ya que según reza el viejo dicho “el remedio puede ser peor que la enfermedad”.
El arte de la vaporización medicinal
La «fitoinhalación», como llaman los médicos a la vaporización de hierbas medicinales, tiene sus orígenes en la fitoterapia; «phytos» significa hierbas medicinales en griego. Desafortunadamente, la medicina que se basa en tratamientos con plantas (la fitoterapia) ha sido desplazada cada vez más por la medicina farmacéutica (que es más rentable) y los productos químicos de los grandes laboratorios. La medicina tradicional sostiene que las hierbas medicinales son difíciles de dosificar, dado que los factores como las condiciones del cultivo local (el tiempo y los nutrientes) varían dentro de ciertos rangos; además, la medicina clásica afirma que las plantas contienen un conjunto de principios activos y que algunos incluso producen efectos adversos. Se sostiene que son mejores los medicamentos farmacológicos fabricados en serie, que sólo contienen un principio activo aislado. Otro argumento, sostiene que las sustancias preparadas químicamente se digieren mejor que los fitomedicamentos, hecho que ha quedado obsoleto, dado que está demostrado científicamente que las hierbas –hasta las más tradicionales- pueden administrarse con un vaporizador sin problema alguno.
Si bien muchos usuarios de la vaporización creen que el té de flores de manzanilla no tiene el efecto de «paralizador químico» de los productos farmacológicos, quienes han probado el producto vapeándolo, ya no opinan lo mismo. Ellos reportan que las cuerdas vocales se aliviaron de inmediato, más rápido incluso que con otras hierbas. Ello se explica simplemente porque al aspirar el vapor de la manzanilla da resultado inmediato, ya que el punto de ebullición de los principios de esta hierba se encuentra por debajo del punto de ebullición del agua.
Es cierto que las hierbas medicinales que se consiguen en una farmacia están estandarizadas, es decir que la cantidad de sustancias activas no varía de un envase a otro. También es cierto que los envases contienen instrucciones de dosificación e información sobre los resultados y los efectos secundarios. Sin embargo, la fitoterapia y, en especial, la fitoinhalación, que es mucho más eficaz, constituye una medicación holística que requiere experiencia. Es imprescindible que el quién desee probar este método entienda que la salud está conectada con el cuerpo y con el alma. Todas las personas que usen un vaporizador para tratamientos médicos deben ser conscientes de esto, para no atesorar falsas esperanzas.