La vaporización, una antigua y ancestral forma de disfrutar el bouquet de las hierbas
Usada desde tiempos inmemoriales, la vaporización es una excelente y sana forma para disfrutar la verdadera esencia de los productos a inhalar
Una de las nuevas alternativas de disfrutar las diferentes esencias aptas para ser consumidas mediante el actor de fumar, es la llamada técnica de “vaporización”. Es así que tanto para el consumo recreacional de la “Cannabis Sativa”, como también para el disfrute de otras hierbas de corte medicinal, cada vez más se está utilizando un sistema muchos más higiénico, sano, libre de olor y que está absolutamente en sintonía con el disfrute del “bouquet” del producto a inhalar.
Con fuertes raíces antropológicas, la historia de la “vaporización” en el consumo de sustancias a inhalar, va de la mano con la propia historia del hombre. Por milenios tribus y clanes de distintas culturas han buscando en la vaporización de distintas sustancias, unirse a ancestros o guías espirituales, a fin de marcar una brújula de acción para sus propias vidas o sus etnias, o simplemente como búsqueda de consejo frente a situaciones específicas. Es por ello, que la vaporización no es ajena al hombre actual, la cual hoy se alza como una gran oportunidad para juntar conocimientos ancestrales a las innovaciones modernas y disfrutar de un estilo de vida más saludable.
Qué es la vaporización
En palabras simples para entender este proceso, la vaporización es el principal proceso mediante el cual el agua cambia de estado. Se denomina evaporación cuando el estado líquido de un producto cambia lentamente a estado gaseoso. A diferencia de la ebullición, la evaporación se produce a cualquier temperatura, siendo más rápida cuanto más elevada esta. En el campo terapéutico, ya existen numerosas prácticas medicinales donde la vaporización es ampliamente utilizada, en especial en contextos relacionados con las llamadas aguas termales.
En lo que respecta al consumo de diversas sustancias para fines recreacionales, la vaporización está recomendada en base a la propia sustancia a degustar, la cual tiene temperaturas distintas según el producto a consumir. Lo que si se sugiere, es que esta temperatura no vaya más allá de los 230ª Celcius, ya que sobrepasando ese límite se pierde el llamado “bouquet” del producto, lo cual sin duda convierte la experiencia de inhalación en un momento poco grato para quién la está usando.